La gestión hotelera conlleva numerosos desafíos, pero uno de los más costosos y menos visibles es el mantenimiento constante de las puertas tradicionales. La humedad, especialmente en zonas costeras, el uso intensivo con cientos de aperturas diarias, y los productos de limpieza agresivos necesarios para mantener los estándares de higiene hacen que las puertas de madera convencionales se deterioren rápidamente.

Este deterioro no solo afecta a la estética de tu establecimiento, sino que implica costes ocultos enormes en reparaciones, repintados y sustituciones periódicas que afectan directamente a tu rentabilidad.

Los estudios del sector revelan que una puerta mal conservada puede reducir hasta en un 18% la percepción positiva del cliente sobre la habitación, aunque el resto de elementos estén impecables. ¿Por qué comprometer la experiencia de tus huéspedes con un elemento tan visible pero tan frecuentemente descuidado?